TESIS EN COMUNICACIÓN PARA EL DESARROLLO

EN ESTE BLOG ENCONTRARA TODOS LOS ARTÍCULOS, LINKS E INVESTIGACIONES DE LOS DOCENTES DE LA UNIVERSIDAD JORGE TADEO LOZANO SECCIONAL CARIBE, PATRICIA RUIZ ACERO, GERARDO FERRO ROJAS Y DAVID CANEVA AKLE. ESTOS DOCUMENTOS CONFORMAN LA TESIS FINAL SOBRE INTERPELACIÓN Y REPRESENTACIÓN JUVENIL A TRAVÉS DEL PROGRAMA BANDERAS EN MARTE DEL CANAL PÚBLICO NACIONAL "SEÑAL COLOMBIA"

4/11/2007

6.2 Las representaciones como producto de la Interpelación

Hemos dicho que la televisión refleja la realidad de una sociedad al tiempo que la resignifica a través de la pantalla. Pero ¿cómo la resignifica? Las pistas a esta respuesta están en la teoría de la interpelación de la que habla Pablo Vila en su texto Música e Identidad, la capacidad interpeladora.

Las escuelas sub-culturalistas, estructuralistas y positivistas de las que hace mención Vila, se respondían el cuestionamiento sobre identidad-música, a partir de una razón homológica que “debía” unir al individuo, sus gustos musicales (aplicado también a lo televisivo, ¿por qué no?), con su clase social. Es decir, que existía para ellos una relación íntima entre clase social e identidad o expresión musical. Pero, en ese caso, cómo se explicaría que muchos individuos, de clases sociales diferentes, escuchen el mismo tipo de música. Por qué el reguetón, por ejemplo, se ha convertido en un producto musical de consumo masivo, si no todos los que escuchan ese tipo de música pertenecen o vienen de la misma clase socio-cultural de donde surgió este ritmo. El mismo cuestionamiento es válido para el vallenato, el rock, el pop, el rap, el hip-hop, y ciertos tipos de programas televisivos, donde la diferencia de clase socio-cultural es evidente.

La cuestión parece complicarse, pero en realidad se enriquece. Es cuando aparece en el texto de Vila las palabras iluminadas de Simon Frith, al decir que “la cuestión no es cómo una pieza particular de música o una actuación refleja a la gente, sino cómo la produce, cómo crea y construye una experiencia –una experiencia musical, una experiencia estética- que sólo podemos entender si adoptamos una identidad subjetiva y colectiva al mismo tiempo.” Y una experiencia televisiva, también. Ya lo decía Edgar Morín, “el reflejo es engañoso…” , y después de todo, lo que vemos en las pantallas son imágenes, pero no meros reflejos, sino no lograríamos esa identificación. Entonces, más que reflejos, lo que se logra a través de la música o de la televisión, es una compaginación de subjetividades. Existen ciertos elementos comunes entre los emisores (músicos, realizadores de TV) y los receptores (audiencias), que se ponen en evidencia en el momento de escuchar una canción o ver un programa. Estos elementos comunes apuntan a una orientación colectiva de la realidad, es decir, a una representación colectiva de la misma, desde la cual se produce la identificación. “La forma televisión sería un lugar de encuentro y una estrategia de búsqueda por el sentido al crear comunidades por instantes, posibilitar el compartir temáticas, escenarios y sujetos, permitir sentidos móviles, habitar identidades frágiles, construir goce” . Esos elementos interpeladores se manifiestan en las estéticas televisivas, en las maneras de relatarnos y de cuestionarnos, es decir, que hasta la forma o formato más sencillo implica una interpelación, confrontación con alguna sensibilidad (ya sea estética o retórica) común entre emisor y receptor.

Ahora bien, esos elementos comunes de los que hablamos, o bien pueden ser elementos discursivos (cierto tipo de música o programas tienen mensajes en relación a la política, o a lo social, o a lo religioso, o a la amistad, o a los valores, o a la nación, etc, con los cuales yo, como sujeto, estoy de acuerdo por mi formación como individuo), o elementos meramente estéticos (cierto tipo de música o programas televisivos tienen elementos en relación a las formas de vestir, o de cantar, o de bailar, o de actuar, con los que me identifico como sujeto debido a mi formación como individuo), pero igualmente, en ambos casos, parten de lo subjetivo hacia lo colectivo. Es decir, que el yo crea su identidad a medida que se ubica en la diferencia con el otro. Aquí queda en evidencia la importancia de la heterogeneidad en la construcción de representaciones identitarias, concepto este, el de la heterogeneidad, clave para nuestro análisis.

Ahora, ¿cómo se dejan ver esas sensibilidades, cómo llegan hasta los receptores? Es aquí donde entra en juego las diversas narrativas que conforman lo televisivo, pues a través de ellas se manifiestan esas sensibilidades comunes.